26 de julio, celebración del movimiento maya por la defensa de la identidad, territorio y lengua.
![El peregrinar en busca de alimentos](https://blu157.mail.live.com/Handlers/ImageProxy.mvc?bicild=&canary=U%2b8GmsCewiAV1M9bbq7Bf%2fRd0AeoUTTailZXky%2fykD8%3d0&url=http%3a%2f%2fwww.yucatannoticias.com%2fwp-content%2fuploads%2f2013%2f07%2fEl-peregrinar-en-busca-de-alimentos.jpg)
Al
caminar por estos lugares, en nuestro paso encontraremos múltiples
evidencias de quienes construyeron las majestuosas pirámides de Chichén
Itzá, Uxmal, entre otros centros ceremoniales y aún éstos días nuestros
abuelos nos continúan legando a través de la historia oral en la cual
nos ilustran esos tiempos que ellos vivieron.
De
inició para conocer la valía de nuestra cultura, es de interés conocer
la forma en que nuestros abuelos perciben la intromisión de los “otros”
en nuestra vida, en la historia y el pensamiento de nuestros líderes y
de paso lo señalamos a continuación
“U
talamile‘ ma‘ k‘a‘ana‘an k cha‘ik k paalal ka ka‘ansa‘ak tumeen le
gobiernoo‘; tumeen yaan u k‘askuntik to‘on, uláak‘e‘ ma‘ u cha‘ik u
tusko‘on yéetel jump‘éel despensa, le k‘iin kéen úuchuk le je‘elo‘,
ts‘o‘ok u topiko‘on tumeen ts‘o‘ok u ma‘ak‘ óolkuntiko‘on -El problema
es que dejemos en manos del gobierno la educación de nuestros hijos,
ellos “nos lo echaran a perder”; asimismo no dejemos que nos engañen con
una despensa, porque el día que lo aceptemos, ya nos fregó, porque su
intención es manipularnos con estas cosas-, me confiaron en el año 2003,
los sabios ancianos de la comunidad maya de Tixcacal Guardia, municipio
de Felipe CarrilloPuerto, Qroo.
-Kéen
k‘askunta‘ak u tuukul k paalale‘ bix je‘el k ch‘a‘ajóolt u na‘at
yo‘olal ka jel múuch‘ xíimbalnak t éetel tu ka‘atéene‘ – Porque el día
que el pensamiento de nuestros hijos sean manipulados, cómo podemos
reeducarlos para que continúen con nosotros-, recalcaron y fueron las
últimas palabras que tuve con don Marcelino Poot Ek de Tixcacal Guardia.
En
aquel entonces, don Marcelino, con su voz pausada, me describió como
eligen a sus representantes y cómo funciona el sistema de cargos que
tienen en su comunidad, y de esa forma aseguren su autonomía como
pueblo.
“Aseguramos
que esa persona tenga cualidades, se haya ganado el respeto de la
comunidad, tenga palabra y haya cumplido cabalmente todos los trabajos
que le han sido encomendados anteriormente”
En
Tixcacal Guardia, comunidad que aún guarda celosamente las antiguas
formas de organización maya y son conocedores de lo que sucedió en
aquella guerra desigual y que los otros le llaman “La Guerra de Castas”.
Aun
en éstos días, ancianos mayas, continúan con su labor de informar a los
suyos, como fueron esos años terribles y según ellos la opresión
continua, saben que donde gobierna el dzul, para asegurar su puesto
caciquil, controla los puestos laborales en la burocracia local, la
venta de licor y cerveza, los sistemas de cable para manipular la
información, acapara la comercialización de los abarrotes y la carne,
trafica con la propiedad ejidal y mangonea los programas federales y
estatales. Ejerce a diestra y siniestra la corrupción y el clientelismo;
éstos caciques feudales son los que ponen y quitan alcaldes a su
conveniencia, utilizando a los partidos políticos, sin importarles el
desarrollo del municipio y mucho menos el destino de sus habitantes. He
aquí la raíz del atraso secular que viven muchos pueblos de la península
de Yucatán.
Resaltan
“Para que nadie hable, dividen y controlan la información, y los que se
escapan de su control, un día desaparece, y todo esto hizo que nuestros
abuelos, se adentren al movimiento contra ellos.
―¿Por
qué fue destruida una gran parte de la fachada principal de la iglesia
de Tihosuco? Le pregunté un día a la abuela. Al respecto me comentó:
“Hace muchos años nuestros abuelos, al revelarse de muchos años de
opresión de los dzules –clase aristócrata incluyendo al clero–,
destruyeron e incendiaron varios edificios públicos de relevancia, sobre
todo los edificios religiosos donde ellos constataron que sus familias
fueron vejadas, violadas o asesinadas sólo por no acatar los principios
de la religión católica.”
―¿A poco?
![_Uno](https://blu157.mail.live.com/Handlers/ImageProxy.mvc?bicild=&canary=U%2b8GmsCewiAV1M9bbq7Bf%2fRd0AeoUTTailZXky%2fykD8%3d0&url=http%3a%2f%2fwww.yucatannoticias.com%2fwp-content%2fuploads%2f2013%2f07%2fUno.jpg)
―Años
más tarde. los huaches –extranjeros-, se dieron cuenta que también
nosotros usamos esa misma figura, eso reveló porque. en la región, la
cruz tuvo tanta vigencia incluso por eso les llamaron los Mayas
Cruzo’ob.
La
cruz, representa la vigencia de las deidades mayas y está relacionada
con los cuatro puntos cardinales de la milpa. En sus lados extremos, se
encuentran los dioses protectores de la vida y de la generación de
alimentos, mientras que la cruz de los hacendados, es representado por
la figura mítica de Jesús –, el cual es usado de acuerdo a la
conveniencia y a los intereses de los huaches y de sus descendientes,
por eso para diferenciarlos al del mayab se le dio huipiles y collares
de si’sim -la flor de una planta medicinal que cura la tos y las flemas.
En
toda la región maya Cruzo’ob -me compartió Roger Cauich, en el año
2003- por estos rumbos, durante el mes de marzo, siempre le rinden culto
a la Cruz Maya, y en todas estas actividades se incluye el sacrificio
de un sinnúmero de cerdos para hacer el chimole’ y es acompañando con la
música sagrada del Mayapax, y lo mismo sucede en el k’a’axche’ (lugar
donde se hace la corrida de toros), siembran el ceibo y lo adornan con
alimentos, como si fuese un árbol de navidad. En los poblados cercanos a
Noj Kaj Santa Cruz Balam Naj Naj K’anpokolche’ Kaj -hoy Felipe Carrillo
Puerto- aunque le rinden culto a una diversidad de santos, generalmente
son sustituidos con la figura de la Cruz, por eso detrás de éstas
fiestas, está el milenario culto a los dioses mayas.
La abuela me compartió más sobre su vida:
![_Iglesia](https://blu157.mail.live.com/Handlers/ImageProxy.mvc?bicild=&canary=U%2b8GmsCewiAV1M9bbq7Bf%2fRd0AeoUTTailZXky%2fykD8%3d0&url=http%3a%2f%2fwww.yucatannoticias.com%2fwp-content%2fuploads%2f2013%2f07%2fIglesia.jpg)
Años
más tarde, tu abuelo me explicó porque salimos de esa manera en el
pueblo: “¡Hija!, cuando esa gente llega: matan y se llevan todo. El
resto lo queman y dicen que para que los wit’o'ob -otra forma en que son
llamados los mayas oriundos de esta región- dejen este movimiento.
Continuó la abuela:
-Ese
día que salimos de Dzulá, eligió el camino más largo y no tan conocido
de los soldados que venían de Xyatil, coludidos con otros traidores de
las otras comunidades aledañas, de hecho son los que robaban, violaban a
las mujeres y mataban a la gente.
Mi
padre era muy conocido en la región, su nombre fue don José María Chan,
tuve la fortuna de acompañarlo. Tuvo 8 hijos, de éstos, 3 fueron
varones y el restante fueron mujeres, de acuerdo a mi madre, nací cuando
él tenía más de 70 años, él me enseño los secretos de cultivar la
tierra, incluso vi como pescaba al secarse la laguna K’ana’ab, con él
nunca nos quedamos sin comer, era un hombre muy sabio. Cuantas
atrocidades no hemos pasado ―dijo con los ojos vidriosos a punto de
llorar. Al darme cuenta de éstos momentos, pasé mis manos por su cabello
canoso, y continuó con su relato:
La
abuela prosiguió: “En esos años aunque íbamos a la misa que hacían los
curas, como el sermón era en latín no le entendíamos y luego durante la
ceremonia siempre nos daban la espalda; según mi papá, ellos violaron a
muchas niñas en estos conventos y para que nadie los descubriera, las
obligaban a abortar, por eso cuando inició el ba’atéeltáambal -la guerra
de castas-, en represalia, fueron los primeros edificios en ser
derribados. Otras cosas que sabíamos era que al confiarles “nuestros
pecados” o algún mal pensamiento en relación de que ya nos cansamos de
tantas maldades que nos han hecho los dzules, le pasan esta información a
éstos, y ellos buscan una oportunidad para callarnos de manera
definitiva.
Con
éste argumento de la abuela, me aclaró porque la iglesia de Tihosuco se
encontraba de ésta forma, y pude relacionarlos con los otros centros
religiosos de Yucatán, como los de Ichmul y Chukindzonot, Tiholop,
Tahdziu, entre otros tantos que fueron incendiados durante este
movimiento social. En los últimos años algunos han sido reconstruidos, y
de esta forma prácticamente desapareció la huella de ésta parte
histórica del movimiento que diezmó a la comunidad maya. Pero, por
doquier hay relatos, como es el caso de Yaxunah -comunidad que se
encuentra a unos cuantos kilómetros de la cabecera municipal de
Yaxcabá-, en el año 2000, unos abuelos me compartieron sobre esta época
muy dolorosa para su pueblo Los soldados masacraron a la gente y
colgaron a los líderes mayas. Recuerdo un día que me contó mi padre
sobre el caso de uno de sus amigos de la infancia. Él, a pesar de sus
escasos 9 años de vida, como no podían salir sus padres, él decidió ir
por un poco de leña y algo de comida a la milpa, y en ese lugar
masacraron al niño sin piedad.
Don
Pedro Itzá, de la comunidad que lleva el mismo nombre, ubicado siempre
en el territorio de Yaxcabá, me compartió anécdotas que ilustran como
los bata’ab-autoridades locales y caciquiles- en común acuerdo con los
dzules, aplicaban una ley para los varones que deseaban casarse. Él
requisito era que pagaran contribución, y si no lo tenían, eran enviados
para la construcción de la línea férrea que unía Mérida con Peto ó con
Sotuta.
―¡Hijo!
–dijo don Pedro Itzá-, ahí ves cuánta gente lleva piedras en su xu’ux
-canastos hechos con bejucos-. Aquí no basta con tener fuerza. El
problema es que ellos al no darte la alimentación adecuada, luego te
exigen muchas horas de trabajo y más los golpes que te dan los
capataces, terminan por dejar a uno en muy malas condiciones, en mi
caso, como mi abuelo le enseñó a mi padre a tejer los xu’uxes, pues le
fue un poco mejor, y siempre buscaba la oportunidad para aconsejar a sus
amigos: “Cuando veas que no hay mucha vigilancia de los capataces, no
llenes tu canasto, para que aguantes el día, y sostenlo como si tuviese
muchas piedras y al llegar donde lo vas a dejar, no lo avientes para que
caigan las piedras, sino embrócalos para que no se den cuenta de la
cantidad de piedras que llevas.”
Además
se cuenta, que en otros lugares, los hacendados aplican el derecho a la
pernada con las familias que están bajo su dominio, al tener a la mujer
en su noche de boda y con ello asegurar que el primer hijo sea de él,
mientras que el marido es dominado en los campos de cultivo para que
pague sus deudas en la tienda de raya y embrutecido con alcohol, con
esto, el patrón asegura la prosperidad de su rancho.
Por
su parte la gente de Tiholop, Yaxcabá, me relató que muchas personas
murieron aplastadas dentro de la iglesia al ser derrumbado el techo.
Noté también que por las salidas del pueblo, era común encontrar
inmensos solares bardeados, abandonados y con pozos, eso daba entender
que eran lugares muy poblados y que durante el movimiento social mucha
gente murió o en su caso abandonaron este lugar, y esta característica
es similar a lo que encontré en Tahdziú y en otros pueblos de Yucatán.
Ahora,
¿cómo reconstruir esa historia para conocer lo que realmente sucedió en
esos años? Y de esa forma, tener una panorámica real de esa época,
incluso tener en cuenta cómo la gente enseñaba a sus hijos al trabajo de
la milpa, el uso de las plantas medicinales, y la forma idónea para
honrar a los Yumtsilo’ob (dioses mayas), porque en los libros de
historia sólo encontramos escritos de los “ vencedores” y no de los
“vencidos”
A
pesar del paso de los años, lo cierto es que persiste en la memoria
popular de nuestros pueblos la otra parte de la información sobre el
movimiento social que inició formalmente en el año de 1847. Los abuelos,
son quienes se han preocupado por mantener vigente esta historia oral
en nuestro pueblo.
En
nosotros queda la reflexión en cuanto a los resultados de ese
movimiento social que inició el 18 de julio en el sureste mexicano, y
entre los principales dirigentes, estuvieron don Cecilio Chi, don Manuel
Antonio Ay Tec y don Jacinto Pat.
Asimismo,
reconocer el aporte de algunos historiadores al señalar que fue un
movimiento social rural, y considerarlo como una forma de expresión
ideológica conocida como “rebelión” por la autonomía comunal y se
caracterizó por la búsqueda de la conservación de la tierra comunal, el
idioma, una ideología propia, formas tradicionales de trabajar la
tierra, organización social específica para el reparto o usufructo de la
tierra y una jerarquía política propia.
La
situación de dominación en que se encontraban, como generador de la
lucha. Fue un enfrentamiento como grupo dominado y no como grupo étnico
diferente. La nominación generalizada como “Guerra de Castas”, aunque
ésta no expresaba el contenido de la lucha, ya que los grupos indígenas
no constituían castas ni tampoco la sociedad en que estaban inmersos
eran una casta. Tampoco representaban la lucha entre clases
estrictamente antagónicas, ya que el grupo indígena participaba en su
conjunto con todos los sectores de clase y las diferencias sociales que
tenían en el interior de la comunidad. Es decir que participaban desde
el cacique hasta el indígena sin tierra. Eran rebeliones que luchaban
fundamentalmente por su autonomía comunal y que se expresaban como
guerras entre dos sociedades distintas, pero siempre expresando
claramente las contradicciones políticas. Por otro, el movimiento tuvo
matices tanto políticos como económicos. En el contexto político, la
Guerra de Castas fue influenciada en parte por el movimiento de
insurrección nacional posterior a la Guerra de Independencia, dada la
explotación excesiva de los trabajadores del campo y la lucha por el
poder de los llamados batabes o caciques mayas, y en el contexto
económico, por la carga excesiva de impuestos y el despojo de la tierra
que sufrían los campesinos indígenas de la Península de Yucatán.
En
ese tiempo, la rebelión maya pretendió acabar con el sistema colonial
semiesclavista imperante en Yucatán, en el que los indígenas, arraigados
en una hacienda, a cambio de una choza, un pequeño lote para cultivo
doméstico y un reducido jornal en parte pagado en especie mediante
tiendas de raya, trabajan de sol a sol, encadenados por las deudas,
embrutecidos por el alcohol, apaciguados por la religión y amenazados
por la policía y el ejército, sin más esperanza que la muerte
liberadora.
Datos
oficiales, dan fe :“Los mayordomos, mayorales y vaqueros no pueden
cambiar de residencia si no exhiben la boleta de libertad de gravamen.
Además, por ley del 23 de noviembre de 1833, todos los varones, de los
16 años cumplidos hasta los 60, están obligados a dar una contribución
de 12 reales al año, pagaderos por mitad el día primero de junio y de
diciembre. Además todos están sujetos a los altos aranceles
parroquiales.”
Asimismo,
la sociedad se fundamenta racialmente. A Mérida no pueden entrar los
indios mayas; de este hecho le viene lo de “la blanca Mérida”; no por
ser muy limpia o estar pintada de blanco, sino porque en ella sólo
pueden vivir los blancos, es una “ciudad de blancos”; los indígenas
viven en la periferia, fuera de los límites de “la ciudad blanca”.
El
movimiento social maya tuvo una duración de 54 años y su período más
sangriento tuvo lugar entre los años 1847 y 1851, y en este mes de julio
no basta con conmemorar esta lucha heroica de nuestro pueblo, sino en
que hemos contribuido para que la gente de nuestras comunidades asuman
su libre desarrollo y que se garantice el futuro de los jóvenes, en
tanto, hoy en los centros ceremoniales de Quintana Roo, como Tixcacal
Guardia, Chumpon, Chancah Veracruz, Cruz Parlante y Tulum, y los de
Yucatán,como Chichén Itza, Uxmal, entre otros, brillan de nuevo en
nuestra memoria para recordarnos que aún estamos en territorio maya y el
tsikbal fluye con más intensidad y que nos recuerda, que hay que luchar
para la defensa de nuestro patrimonio y para asegurar la esperanza a
nuestros hijos.
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