Saldos electorales
Detalle
Categoría: Perspectiva
Publicado el Miércoles, 10 Julio
2013 01:10
RUBÉN LARA LEÓN
Aunque por fortuna transcurrieron con menos incidentes de
los vaticinados, no deja de ser un nuevo motivo de preocupación el entorno
conflictivo que de manera creciente empieza a caracterizar los procesos
electorales. Dicho con la mayor prudencia, es claro que las elecciones del
domingo han sido las más violentas de nuestra historia.
Candidatos asesinados, otros, más afortunados, de plano
optaron por renunciar ante las amenazas o agresiones recibidas, grescas
sangrientas entre militantes partidarios, abierta presencia, en algunos casos,
de intereses oscuros muy posiblemente ligados a delincuencia organizada,
grandes contingentes policíacos y militares durante los comicios, fueron
ingredientes indeseables que deben ser prevenidos de una buena vez en la
normatividad.
No es un asunto nuevo. Se ha anunciado de manera creciente,
y hoy es un hecho. Cerrar los ojos sería la peor actitud. Por eso llamó tanto
la atención el llamado de las autoridades electorales federales “a participar
en la fiesta cívica” asegurando que se contaba con las mejores condiciones para
sufragar. Recomendar prudencia, sin generar psicosis, hubiera parecido más
sensato.
En cuanto al entorno político vimos lo de siempre: campañas
huecas, partidos ajenos a la realidad social, dirigencias atentas a intereses
distintos a los del electorado, y falta de responsabilidad para manejar los
tiempos. Baste recordar a los tres principales dirigentes partidistas
anunciando, apenas cerradas las casillas, el triunfo contundente e inobjetable
de sus abanderados cuando ni siquiera habían aparecido los primeros resultados
preliminares.
Otra gran preocupación es el creciente abstencionismo. Nos quieren hacer creer que el 38% de
asistencia ciudadana a las casillas “es razonable”. El dato debe leerse a la
inversa: más del 60% de los votantes es indiferente al ejercicio fundamental de
votar, y la gran mayoría de ellos por ya estar hartos de los partidos y de los
políticos.
La nota buena, como siempre, a cargo de los ciudadanos
fungiendo en las casillas, contando votos, trasladando paquetes, representando
partidos u observando el desarrollo de la jornada. Están muy por encima de
nuestras agrupaciones partidistas. Son los únicos que ofrecen certeza de contar
todavía con salidas democráticas y civilizadas en un país que de pronto parece
abrumado por la barbarie política.
Otra buena noticia es la diversidad del voto. Ningún partido
puede decir que dominó el escenario general, aunque en algunos estados hubo
carro completo. Ahora debe reflexionarse en las adecuaciones necesarias a la
normatividad. Las próximas elecciones federales deben efectuarse con mayor
certeza. No hay tiempo para desperdiciar.
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