Hemos
estado pendientes de los acontecimientos que se han ido dando en la
Universidad Autónoma de Yucatán a partir de este año en que la actuación
de una nueva rectoría asumió funciones. En el trato a un conflicto de
huelga de sus trabajadores manuales, la justificación era que no había
antecedentes ni experiencia para afrontar las erogaciones solicitadas
por el personal demandante. Pero la solidaridad popular y universitaria
estudiantil, ajena a dirigencias, se puso de manifiesto. Los
trabajadores sindicalizados, con altitud de miras, cedieron en una
actitud de espera y solidaridad futura para con sus necesidades y
requerimientos.
De
entonces para acá, la presencia rectoral se dio dentro de los eventos
de la FILEY, en ceremonias oficiales, e incluso en participación abierta
con organismos civiles de exdirigentes políticos universitarios de
antiguas generaciones, eventualmente en los cambios de directores de
áreas de la UADY, uno o dos viajes a la capital del país para gestiones
presupuestales y punto.
Lo
más reciente ha sido el silencio ante un movimiento de agitación en la
Facultad de Ciencias Antropológicas, sobre el cual aún no se ha
pronunciado, y un triste desacierto ha sido ceder espacios del edificio
central del Alma Mater a fin de que ahí se arme la exposición gráfica de
un periódico local, aspirante a reposicionarse informativa o
financieramente, o en búsqueda de lectores afines a sus principios,
orientación religiosa, historial político, y fines sociales.
Es
pésima la decisión de abrir de par en par las puertas del Alma Mater al
más conocido adversario ideológico del fundador Felipe Carrillo Puerto y
del gobernante que otorgó la autonomía, Don Víctor Cervera Pacheco – a
cuya generación negó espacios –, por incompatibilidad de su formación y
permanencia como vocero de las fuerzas retardatarias del estado, que
siempre ha sido. Esa flaqueza ideológica es imperdonable en la
actualidad y a ella debe sumarse el irrespeto a la laicidad de la
universidad yucateca.
El
citado periódico no puede justificar su necesidad de búsqueda de
suscripciones, publicidad o buena imagen en un sitio histórico donde su
respuesta a los estudiantes de distintas épocas ha sido de ofensa y
ataque, demérito o falta de justificación en sus acciones. Recuérdese
cómo, ante el asesinato de Efraín Calderón Lara, se expresó de los
estudiantes de esa época y sus líderes, que encabezaron el movimiento
obrero-estudiantil-popular más grande que se recuerde en los últimos 30
años.
La rectoría ha abierto las puertas a los adversarios ideológicos e históricos de la UADY.
La memoria universitaria ha registrado este hecho.
Luis Alvarado Alonzo
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