4 de agosto de 1996, Diario del Sureste
Águila o Sol
En México, desde hace mucho tiempo, las monedas, todas
ellas, de cualquier denominación, llevan impresa en una cara el escudo
nacional, es decir, un águila devorando una serpiente. Esta águila la hemos
visto de frente, de tres cuartos, de perfil, con las alas totalmente extendidas
o a medio extender, con una corona o sin ella.
Pero siempre devorando una serpiente, para rememorar de este modo el
hito que señala el fin del peregrinar del pueblo Mexica y el consecuente
asentamiento del mismo en el valle de la meseta central: Valle de México.
Hasta hace poco tiempo, en el lado contrario al águila,
llevaban, con excepción de las monedas de 20 y 25 centavos, el rostro del algún
personaje de la vida nacional, ya sea doña Josefa Ortiz de Domínguez o don José
María Morelos y Pavón, don Miguel Hidalgo y Costilla o Cuauhtémoc, uno de los
últimos reyes Aztecas.
Cuando tomamos las monedas para echar suertes, es común
decir: “águila o sol”. Pero, ¿porqué
águila o sol?, bien podríamos decir “águila o cara” o “águila o número”, ya que
actualmente de las diez denominaciones de nuestras monedas de circulación
legal, siete de ellas llevan impreso el numeral de su valor abarcando todo un
lado; dos de ellas mantienen el rostro de un héroe de la independencia: el cura
Hidalgo en las monedas de veinte pesos y Morelos en las de cincuenta, una lleva
un escudo azteca: la de diez pesos.
Entonces ¿de dónde salió el sol? El sol nunca se ha impreso en nuestras monedas, lo que se ha
plasmado son los rayos, aparentemente solares que surgen generalmente atrás de
una figura que en muchas ocasiones a sido un gorro frigio, como en las monedas
de 8 reales que circularon por los años de 1824 hasta finales de 1850, también
los vimos en las monedas de $1.00 troqueladas en 1869 las que además de contar
con los mencionados rayos y el gorro frigio tenían una balanza Ley. Estos rayos
y gorro frigio se repiten en los “caballitos” de $1.00 de inicios del siglo XX
(1914) y los “ferrocarriles” de 1950.
Pero volviendo a nuestro “águila o sol”; este dicho de
suerte fue popularizado, porque durante un largo período de tiempo en el que
nuestro país no sufría tantas inflaciones producto de la corrupción desmedida y
políticas económicas inadecuadas, nuestra moneda, mantenía firme su valor y no
era necesario hacer cambios frecuentes en su presentación. A inicios de los años cuarentas del siglo
XX, la moneda más popular por ser la de mayor utilización, la de veinte
centavos de cobre, tenía como muchas de sus predecesoras unos rayos solares (no
el sol). Sus características principales son:
1.
Es la
más ornamentada de nuestra numismática. Circundando el borde de la cara tiene
una cadena de unión que representa la hermandad de todos los mexicanos.
2.
Al
calce tiene, en la parte central: el año de su emisión, al lado izquierdo unos
cactus y al lado derecho unas tunas: plantas representativas del valle de
México.
3.
En
medio tiene la pirámide de Teotihuacan, que representa la grandeza y la cultura
del pueblo Tolteca.
4.
Detrás
de las pirámides se encuentran las montañas del Popocatépetl y del Iztazihualt
(la mujer dormida) de grandes leyendas y misticismo en su derredor.
5.
En
medio de los cerros, en la parte superior se encuentra el número de la
denominación: 20cs. Y entre el dos y el cero un gorro frigio que lleva escrita
la palabra LIBERTAD.
6.
Detrás
del numeral emanan los rayos del sol que dan luz a toda la población libre,
alcanzando hasta el último rincón de la patria.
El gorro frigio, tan repetido en nuestras monedas, era la
toca utilizada por los
Frigios, pueblo del noreste de Asia Menor y fue adoptado por los franceses como emblema de libertad y a partir de allí fue tomado por muchas Repúblicas del mundo. México toma ese emblema al instaurar la República y lo plasma en sus monedas para tener presente que el presidente, el primer mandatario, así como sus autoridades estatales, son nombrados por un pueblo republicano libre y soberano.
Frigios, pueblo del noreste de Asia Menor y fue adoptado por los franceses como emblema de libertad y a partir de allí fue tomado por muchas Repúblicas del mundo. México toma ese emblema al instaurar la República y lo plasma en sus monedas para tener presente que el presidente, el primer mandatario, así como sus autoridades estatales, son nombrados por un pueblo republicano libre y soberano.
Ya el gorro frigio y los rayos solares que emanan detrás de
él han sido borrados de nuestras monedas. El romanticismo republicano ha sido
acallado por las fuerzas económicas imperialistas. El federalismo fue avasallado por una figura presidencial muy
fuerte, demasiado fuerte, que en muchas ocasiones calló ante los reclamos por
los actos de corrupción e ineficiencia y en otras reprimió hasta la barbarie,
baste recordar 2 de octubre de 1968, jueves de corpus 1971, Jenaro Vázquez o
Lucio Cabañas.
Es necesario retomar el auténtico federalismo, alejarnos de
las represiones y acercarnos al diálogo y la concordia. Hay que troquelar el
gorro frigio. Actuar en pos de la libertad.
Debemos ir a la certeza y no jugar al “AGUILA O SOL”
Náser Badí Xacur Baeza
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